Marzo, mes mundial de la Incontinencia Urinaria
Estudios de población de numerosos países han informado que la incontinencia urinaria oscila entre aproximadamente el 5% y el 70%, y la mayoría de los estudios informaron una predominancia de cualquier tipo de incontinencia urinaria en el rango del 25% al 45%. Las cifras de prevalencia aumentan con la edad y, en mujeres de 70 años o más, se ve afectada más del 40% de la población.
La incontinencia urinaria es una patología que provoca disminución de la calidad de vida de la paciente, y que se encuentra vinculada a estigmas sociales que afectan a quien convive con ella, dado que genera vergüenza, malos olores, constante uso de apósitos y -en algunas ocasiones- la necesidad del uso pañales permanentes.
La mujer afectada no suele consultar al médico por su problema, sea por pudor, timidez, o por considerar que es un “achaque” normal por la edad. Lamentablemente, son muchos los pacientes que se acostumbran a convivir con la incontinencia urinaria (IU) creyendo que no hay nada que hacer para tratarla, o imaginan tratamientos altamente invasivos que la pueden corregir y evitan pasar por ese tipo de instancias médicas.
Por esta razón, retoma el control, un programa que facilita el acceso a la información sobre la IU con información actualizada sobre los últimos avances y alternativas terapéuticas disponibles para su tratamiento.
¿Qué es la incontinencia urinaria?
Se denomina incontinencia urinaria (IU) a la pérdida involuntaria de orina. Es una afección con elevada incidencia en la población mayor de 50 años. Es un problema que provoca disminución de la calidad de vida a las que transitan este problema, y que se encuentra asociado a vergüenza y pudor por parte del paciente.
La constante rutina de baño, cambio de apósitos y ropa interior por las pérdidas, hace que la persona llegue incluso a aislarse o reducir sus intervenciones sociales para evitar momentos complejos asociados a la IU.
Para su diagnóstico, se realizan exámenes y estudios de baja, mediana o alta complejidad según el caso. Con la información obtenida de dichos análisis, se puede determinar el tipo de incontinencia que ocasiona el problema. Puede ser una incontinencia de esfuerzo o una incontinencia de urgencia, incluso hay pacientes que presentan una incontinencia de tipo mixta (IUM).
Con el diagnóstico del tipo de incontinencia, se puede, en los casos leves, comenzar un manejo conservador con terapias conductuales (disminuir la ingesta líquida), farmacológica y/o kinésica (electro estimulación, biofeedback).