Exclusivo: La realidad laboral y el rol del estado en Argentina
En la Argentina, como en la mayoría de los países, la pandemia del coronavirus está produciendo graves consecuencias en la dinámica de la actividad económica, con repercusiones directas en el empleo y los ingresos laborales. No obstante, en nuestro país, en los meses de mayo y junio, se advierten señales de una incipiente estabilización del trabajo asalariado registrado en empresas privadas. Este fenómeno responde a la rápida reacción del sistema productivo que incrementó las contrataciones de personal como resultado de la flexibilización de las medidas de aislamiento y restricción a la producción.
La situación del mercado de trabajo del resto de los países del continente ha mostrado contrastes muy notorios en relación con el desempeño de Argentina durante la pandemia. En estos países las instituciones del mercado laboral, la estructura productiva, el tamaño del mercado interno y el grado de formalidad de los ocupados es muy diferente, así como las políticas económicas y sociales implementadas durante la pandemia. Considerando estos aspectos, se buscó comparar las variaciones mensuales experimentadas por el empleo asalariado registrado del sector privado, presentadas en forma desestacionalizada y para los mismos períodos . En el análisis, se incluyó a Brasil y Chile del hemisferio sur, y a Canadá y 1 Estados Unidos del hemisferio norte (para estos dos últimos países se asume que la mayoría del empleo asalariado privado es formal) .
A nivel global, el avance de la pandemia se fue dando por etapas, luego del brote en China durante enero, a partir de febrero afectó a los países de Europa, y recién en marzo llegó al continente americano. El efecto en el mercado de trabajo de estos países fue muy profundo. Entre febrero y mayo la caída del empleo asalariado registrado del sector privado fue del
19,2% en Canadá, de 13,8% en EE.UU., de 12,2% en Chile y de 7,5% en Brasil. En este marco, 1 Uruguay y Paraguay no presentan información mensual del mercado de trabajo, Perú no informa sobre
asalariados registrados y Ecuador ha suspendido la presentación de información momentáneamente 2 Se utilizaron los datos de encuesta a hogares para Brasil (Pesquisa Nacional por Amostra de DomicíliosContínua, IBGE), Chile (Encuesta Nacional de Empleo, INE) y Canadá (LabourForceSurvey, Statistics
Canadá), y de empresas para EE.UU. (CurrentEmploymentStatisticssurvey, CES- BLS). Brasil y Chile proveen información sobre asalariados registrados (Brasil: comcarteira de trabalhoassinada, Chile: Asalariados del sector privado formales). Para Canadá y EE.UU. se consideran todos los asalariados como registrados.
La Argentina es el país de los seleccionados donde el empleo asalariado del sector privado presenta la menor caída. Variación comparada del empleo asalariado registrado en empresas privadas entre febrero y mayo de 2020.
Fuente: SSPEyE-MTEySS, en base a Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios Contínua -IBGE – Brasil, Encuesta Nacional de Empleo – INE-Chile, Labour Force Survey- Statistics Canadá, Current Employment Statistics survey- CES- BLS- EE.UU. Hasta el momento y con la información disponible, se observa que la contracción del empleo asalariado privado en la Argentina desde la irrupción de la pandemia es bastante menor al verificado en otros países del mundo. Este comportamiento del empleo, se vincula con el conjunto de políticas implementadas por el gobierno, que tuvieron un rol central en mitigar los efectos de la crisis sobre las condiciones laborales de las y los trabajadores registrados. De acuerdo a la información que surge de los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en mayo de 2020, el empleo asalariado registrado en empresas privadas se mantuvo prácticamente estable, mostrando una variación mensual de -0,1% (variación que representa 6 mil trabajadores menos).
La dinámica laboral observada en mayo contrasta con las importantes contracciones verificadas en los meses de marzo y abril, cuando regía en casi todo el territorio nacional el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). En efecto, en marzo el empleo asalariado privado cayó un 0,7% en términos mensuales (41 mil trabajadores menos); mientras que en abril, se verificó la reducción más importante, que fue de -1,7% (102 mil trabajadores menos). A pesar de esta cierta estabilización en el empleo asalariado privado, el total de trabajadores registrados continúa en baja, debido al comportamiento descendente del resto de las modalidades ocupacionales, entre las que se destacan principalmente el trabajo monotributista y, en menor medida, el trabajo autónomo y el de casas particulares.
No obstante, como esta información proviene de un registro administrativo, que se elabora a partir de la declaración de los contribuyentes al sistema de seguridad social, no permite distinguir en qué medida la reducción del trabajo independiente se debe a que las personas dejaron de realizar la actividad laboral o a la decisión de postergar el pago de las obligaciones de la seguridad social en un contexto de fuerte caída de los ingresos. De acuerdo a la Encuesta de Indicadores Laborales, en el mes de junio de 2020, el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 trabajadores del total de los aglomerados relevados, cayó un 0,1% en relación al mes anterior, atenuando sensiblemente los resultados negativos de los meses anteriores (-0,4% en mayo/20 y -0,6% en abril/20).
Esta variación, se explica por el aumento de las contrataciones de personal, que estuvo muy cerca de compensar las desvinculaciones de personal registradas en el período. La tasa de entrada de personal a las empresas alcanzó al 0,7, duplicando la tasa observada en los dos meses anteriores (0,4 puntos porcentuales), pese a lo cual todavía permanece entre los registros históricos más bajos. Mientras tanto, la tasa de salida se mantuvo en el mismo nivel del mes pasado (0,8 puntos porcentuales), siendo también uno de los índices más bajos de la serie.
Es decir, que el aumento de las contrataciones de trabajadoras y trabajadores, es el factor que explica el sostenimiento del nivel de empleo asalariado, luego de dos meses consecutivos de sensibles caídas. La recuperación del volumen de incorporaciones en las empresas repercutió en todos los sectores de actividad, como se desprende del aumento de las tasas de entrada verificadas en el último mes. En particular, el aumento de las contrataciones incidió con mayor intensidad en las ramas del comercio y los servicios financieros y a las empresas.
Las expectativas empresarias para los próximos tres meses, permiten pensar en la consolidación de este proceso de estabilización del empleo asalariado privado. En efecto, si bien las expectativas netas de aumento de personal, reflejadas en la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirlas, continúan siendo negativas (-3,4%), resultan de menor intensidad que en los meses previos.
La estabilización del nivel de empleo se vincula directamente con la flexibilización de las medidas de aislamiento social para gran parte del territorio nacional, que fuera formalizada a través del decreto que estableció el “Distanciamiento social, preventivo y obligatorio (DISPO)”. La información relevada por la EIL respecto al nivel de actividad en el que se encuentran operando las empresas, también aporta evidencia en este sentido. Mientras que, en junio el 8% del total de las empresas relevadas no operó, en abril ese valor era de 19%.
Por el contrario, en junio del 36% dijo estar operando como siempre y en abril ese valor era de sólo el 25%. Las respuestas de las empresas respecto de su nivel de actividad muestran diferencias entre el GBA y el interior del país, siendo relativamente mejor la situación en el interior que en el GBA.
En este sentido, cabe destacar la rápida reacción de determinado segmento de empresas para contratar nuevo personal como respuesta a la liberación de una parte de las restricciones para producir y comerciar.Las políticas públicas destinadas a mitigar el impacto de la pandemia sobre el trabajo
lograron reducir los daños. En esta crítica coyuntura, el Estado sostuvo los salarios de uno de cada 3 trabajadores formales a través del programa ATP. Y los despidos están en sus mínimos históricos como consecuencia de la prohibición que entró en vigencia a fines del mes de marzo.
Por primera vez en la historia del derecho laboral se prohibieron por Decreto los despidos y las suspensiones sin pago de sumas no remunerativas.Si bien la información debe tomarse con cautela porque el dato es preliminar, durante mayo el empleo asalariado en la industria volvió a crecer después de 29 meses de caída ininterrumpida. Desde noviembre de 2017 no se incrementaba la cantidad de trabajadores formales en el sector manufacturero (que concentra el 18% del total de los puestos asalariados registrados) En el comercio, el transporte y las comunicaciones, y las actividades empresariales (que en conjunto representan alrededor del 42% del empleo asalariado privado), en el mes de mayo se destaca una importante reducción de la contracción de asalariados con respecto a abril.
Durante mayo la cantidad total de trabajadores registrados se redujo, aunque a un ritmo menor que el de abril. Esto se observa tanto en trabajadores que se encuentran en relación de dependencia (asalariados del sector privado y de casas particulares) como entre los cuentapropistas (autónomos y monotributistas). La situación estuvo traccionada principalmente por la disminución del número de cuentapropistas, que se redujo 3,1%.
La caída del empleo no estuvo ocasionada por un aumento en los despidos. Por el contrario, al igual que sucede desde abril, los despidos mostraron en junio el valor más bajo desde, al menos, principios de 2005 (cuando el Ministerio de Trabajo comenzó a relevar el dato).
También alcanzaron el valor más bajo de la serie estadística las desvinculaciones en su conjunto. En este contexto, no sólo el Estado restringió los despidos; también los trabajadores adoptaron una postura más conservadora a la hora de finalizar los vínculos laborales (por renuncias, jubilaciones, etc.). El principal determinante de la contracción del mercado laboral fue la sustancial reducción en las contrataciones de trabajadores para cubrir los puestos vacantes que todos los meses se producen por renuncias, jubilaciones, finalización de contrato, etc. La tasa de entrada (que mide justamente el nivel de las contrataciones) se mantuvo en un nivel muy bajo (0,7) aunque, sin embargo, experimentó, una leve recuperación respecto de los meses anteriores, logrando así atenuar la disminución del nivel de empleo.
La caída del empleo también obedeció a la disminución del número de empleadores registrados ante la seguridad social informado por la AFIP. Las suspensiones fueron la válvula de escape.
Por tercer mes consecutivo las suspensiones continuaron siendo la válvula de escape predilecta para las empresas que se vieron imposibilitadas de afrontar el pago de la totalidad de la masa salarial.La cantidad de trabajadores suspendidos en abril y mayo de este año fue 14 veces superior al promedio de la última década. El momento más agudo de caída del empleo debido a la pandemia parece haber quedado atrás. Durante el mes de mayo, la contracción del empleo asalariado se moderó significativamente respecto de lo sucedido en marzo y abril. En junio, la tendencia parece haber continuado.
Es de destacar que, según la información preliminar, el empleo industrial volvió a crecer luego de 29 meses de caída ininterrumpida. Indudablemente, las políticas públicas destinadas a mitigar el impacto de la pandemia sobre el trabajo lograron reducir los daños. En esta crítica coyuntura, el Estado sostuvo los salarios de uno de cada 3 trabajadores formales a través del programa ATP.Y los despidos están en sus mínimos históricos como consecuencia de la prohibición que entró en vigencia a fines del mes de marzo.
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