domingo, noviembre 24, 2024
salud

“Gracias a la danza se fueron mis dolores“

“Gracias a los movimientos que hacemos en las clases de danzas árabes en Puerto  Libre se me fueron los dolores”, expresa con una sonrisa, Marta Terrero, de 78 años, que desde hace tres años decide mover sus caderas al ritmo de este milenario  baile. Al igual que ella, cerca de 20 adultas mayores realizan esta  práctica todos los lunes desde las 14:00, en el predio del Municipio de San  Isidro, donde miles de abuelos prolongan su juventud a orillas del Río de   la Plata , en  Martínez.

Ubicadas en círculo, las alumnas se disponen a comenzar  su rutina de baile. Comienza la música y mueven su velo y su cuerpo con una  agilidad sorprendente. Mientras la profesora observa atentamente y da las  indicaciones: “Brazos en v, uno de los pies se adelanta y se cruza por delante”.  Las abuelas acatan y coordinan los movimientos, y se notan a gusto ante cada  postura.

“Con esta danza ejercitan casi la totalidad del cuerpo. En ese sentido, podemos decir que  beneficia la correcta alineación corporal y que contribuye a reducir los dolores  de espalda. También se coordinan músculos y nervios con la mente y, cuando entra  en escena la música, automáticamente se logra una relajación natural y se  desencadena una sensación de placer, que es la que hace que las abuelas salgan  felices”, explica la profesora Aldana Pereyra.

Esta práctica también elimina el estrés, provoca un  desbloqueo físico, psíquico y mental, que ayuda a sentir más seguridad ante la  vida. También ayuda a expresar las emociones que proporcionan una sensación de  alivio, tranquilidad y armonía.

“Veía esos  bailes tan hermosos y me llamaban la atención; pensaba en lo bonito que se veía;  soñaba con practicarlo, pero lo veía imposible. Sin embargo, pude lograrlo aquí  en Puerto Libre. Estas clases nos llenan de vida y de felicidad”, comenta Ana  Oliva, tras concluir su coreografía.

Durante cada encuentro, se ejercitan distintos estilos  como Jaliyi, Nubia, Saidi y Jagala, y  trabajan con  velo, chinchines  y bastón, entre otros elementos.

“Con las  clases de danzas árabes nos paramos diferente y logramos tener  otras posturas. Le agradecemos al Municipio por esta actividad que nos ayuda a  vivir mejor. Y también ahora puedo recordar más, ya no me olvido las  coreografías. Sabemos todas las posturas, cuando la profesora nos dice pecho  arriba ya sabemos que hacer”, completa entre risas, Nélida  Suárez.

Las alumnas de un nivel más avanzado tienen un grupo de  representación, que realiza bailes de danzas árabes en los centros de jubilados  del distrito.

 

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