martes, agosto 5, 2025
segundasSociedad

Las descarriadas

Más de 40.000 mujeres atrapadas en el olvido, memorias del Patronato de Protección a las Mujeres.

Por Luca Gaetano Pira

Paca Blanco (1949): Paca Blanco fue internada a los 15 años en un reformatorio del Patronato de Protección a la Mujer tras volver de una fiesta. Su familia, conservadora y católica, temía que siguiera los pasos de su padre comunista y quiso «corregirla». Considerada rebelde, fue enviada sin explicaciones al centro de Villalba. Paca se fugó varias veces y, en una de esas ocasiones, quedó embarazada, lo que llevó a su traslado al reformatorio de madres en Peña Grande, donde vivió con el temor constante de que le
arrebataran a su hijo.

El Patronato de Protección a la Mujer fue una institución creada bajo el régimen franquista en1941 y permaneció activa hasta 1985. A pesar de su nombre aparentemente benévolo, fue enrealidad uno de los instrumentos más poderosos de control moral y social sobre las mujeresdurante y después de la dictadura. Bajo la apariencia de cuidado y reeducación, estainstitución funcionó como un aparato represivo que castigaba a las mujeres que se desviabandel modelo femenino ideal impuesto por el franquismo: sumisa, obediente, casada y dedicada ala maternidad dentro de la estructura familiar católica.

Mariaje López (1957): María Jesús López, conocida como Mariaje, fue internada a los ocho años en un orfanato gestionado porreligiosas, tras la muerte de su padre y una convivencia violenta con su abuela. Su madre creyó queallí estaría más segura. Pasó cinco años en un entorno rígido, marcado por el trabajo infantil, lavigilancia, el silencio y el castigo fisico. Aunque no fue parte del Patronato de Protección a laMujer, el orfanato seguía lógicas similares, y muchas niñas eran derivadas desde allí a centros delPatronato al cumplir los 15 años, extendiendo así su reclusión.

Más de 40.000 mujeres pasaron por sus instalaciones —que incluían pisos tutelados,reformatorios, albergues y conventos—, muchas veces tras ser denunciadas por sus propiasfamilias, maestros, sacerdotes, vecinos o la policía por comportamientos consideradosinmorales: salir solas de noche, mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, vestir deforma “provocativa”, ser madres solteras, ejercer la prostitución o simplemente negarse acumplir con los roles de género tradicionales.

Churra (1961): Churra fue internada en un centro del Patronato de Protección a la Mujer entre 1983 y 1985 tras quedar embarazada siendo joven y soltera. Aunque España vivía una etapa de libertad tras el franquismo, estas instituciones seguían regidas por normas represivas. En el centro, gestionado por religiosas, Churra sufrió aislamiento, control estricto y negación de autonomía sobre su cuerpo y maternidad, reflejo de una moral franquista aún persistente.

Mariona Roca (1952): Mariona Roca Tort fue internada a los 17 años en 1969 en un centro del Patronato de Protección a la Mujer por su militancia antifranquista y haberse escapado de casa. Durante tres años pasó por centros religiosos y psiquiátricos donde intentaron doblegar su voluntad. En el centro de las Adoratrices trabajó sin remuneración bajo estricta vigilancia. Tras intentar fugarse y volver voluntariamente para proteger a sus compañeras, fue aislada y luego trasladada a una clínica psiquiátrica. Allí sufrió
electroshocks y tratamientos de insulina que afectaron gravemente su salud. Fue visitada por el psiquiatra franquista Vallejo-Nájera, quien la mantuvo atada a la cama como castigo.

Estas mujeres fueron sometidas a confinamientos prolongados, castigos, trabajos forzados, abusosfísicos y psicológicos, y procesos de “reeducación” en los que la religión desempeñaba un papelcentral. La institución también recurría a diagnósticos psiquiátricos arbitrarios para justificar elinternamiento o tratamientos médicos forzados. Comportamientos como la independencia económica, larebeldía o el rechazo de una vida tradicional se patologizaban como trastornos mentales, lo que abríala puerta al internamiento en hospitales psiquiátricos y a tratamientos como la terapiaelectroconvulsiva.El Patronato de Protección a la Mujer no fue un caso aislado, sino parte de un sistema más amplio dedisciplinamiento de los cuerpos femeninos, en el que el Estado, la Iglesia y la medicina actuabanconjuntamente para imponer un único modelo de feminidad. Su impacto se extendió mucho más allá de ladictadura, dejando cicatrices físicas, psicológicas y simbólicas en miles de vidas.

Consuelo Garcia del Cid Guerra(1958): un día, muy temprano por la mañana, la madre de Consuelo la despertó con el médico de cabecera al ladopara ponerle una vacuna contra la gripe. 24 horas después despertó en una habitación nueva, cerradacon llave, donde sólo había una cama, un armario, una cruz, una ventana con barrotes y una maleta conropa de primavera, otoño e invierno. Tenía 16 años y estaba en Madrid, en el reformatorio de las monjasadoratrices de la calle Padre Damián 52, y aún hoy no sabe cómo llegó. Ella había empezado aparticipar activamente en manifestaciones antifranquistas y cuando se enteraron en casa, una familiaburguesa, catalana y de derechas, quisieron detenerlo.

MariaVictoria Gonzalez(1958): María Victoria, nacida en el País Vasco en 1958, es una de las muchas mujeres que vivieron elinfierno de las instituciones del Patronato de Protección a la Mujer. Su infancia estuvo marcadapor una tragedia familiar: su madre, tras dar a luz a su quinto hijo, cometió un infanticidio y fueencarcelada. A partir de entonces, la familia se fragmentó. María Victoria y su hermana fueroninternadas en un centro del Patronato en Madrid, mientras sus hermanos menores fueron enviadosa un colegio de los salesianos.Durante su estancia en el Patronato, lejos de recibir protección, María Victoria sufrió abusossexuales sistemáticos por parte de su padre, que las visitaba con permiso de las autoridades. Laimpunidad fue total. Su hermana no logró sobrevivir al trauma: cayó en la prostitución y lasdrogas, y murió joven, víctima del sida.

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