Universidades del conurbano armaron informe sobre impacto de la pandemia
Un reciente informe, desarrollado por investigadoras/es de las universidades nacionales de José C. Paz, General Sarmiento y Arturo Jauretche, revela la situación del mercado de trabajo en la Provincia de Buenos Aires ante la pandemia y las medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).
El estudio, desarrollado en el marco de un proyecto radicado en el Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades de la UNPAZ, fue acreditado y financiado por el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, y realizado en articulación con el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires.
Entre sus principales aportes, da cuenta de la heterogeneidad presente en la composición del mercado de trabajo provincial y de las distintas situaciones en las que se encontraban varones y mujeres antes del inicio de las medidas de ASPO. Asimismo, muestra cómo la implementación de dichas medidas ha traído aparejadas graves consecuencias para el desarrollo de la actividad económica y, junto a ello, para la situación social y laboral de la población provincial.
De acuerdo a los datos del informe, la provincia tiene importantes niveles de concentración territorial de la población (6 de cada diez bonaerenses viven en el GBA), y particularmente de los/as ocupados/as (85% trabaja en el GBA), lo cual evidencia la complejidad que implicó la extensión del COVID-19 en el territorio provincial en relación a la evolución de las distintas actividades económicas y, junto a ello, a la situación de los/as trabajadores/as provinciales.
En el primer trimestre de 2020, la diferencia entre la tasa de actividad de varones y mujeres se acercaba a los 13 puntos porcentuales (63% para los varones y 50% para las mujeres); la desocupación era del 12,4% (sin diferencias sustantivas entre lo que sucedía para los varones y para las mujeres); cerca de tres cuartos de los/as ocupados/as trabajaban en relación de dependencia y, dentro de estos/as, un tercio se encontraba por fuera del registro en la seguridad social (siendo levemente mayor la informalidad entre las mujeres que entre los varones).
En cuantos a los sectores, el comercio concentra la mayor cantidad de ocupados/as (cerca de un quinto del total), seguido por la industria manufacturera (13,25%), los servicios financieros, de alquiler y empresariales (9,6%), el servicio doméstico (8,84%), la construcción (8,72%), la enseñanza (7,79%), la administración pública, defensa y seguridad social (7,74%), los servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones (7,66%), los servicios comunitarios, sociales y personales (6,64%), los servicios sociales y de salud (5,09%) y los hoteles y restaurantes (4,29%). Entre estos, la mitad de las mujeres ocupadas se concentran en tres sectores: el servicio doméstico (donde son el 97% del total), el comercio (donde representan el 38%) y la enseñanza (cerca del 80% del total). En el caso de los varones, la mitad de los ocupados se inserta en el comercio (siendo el 62% del total), la industria manufacturera (donde representan a casi 7 de cada diez) y la construcción (99%).
En este sentido, la distribución de varones y mujeres en distintos sectores de actividad tiene una incidencia de importancia para pensar los efectos que el ASPO ha tenido en las posibilidades de sostener sus fuentes de empleo y de ingresos y para reflexionar en torno a cómo éste podría haber afectado la organización de las dinámicas familiares en los hogares provinciales.
Del análisis realizado se desprende que: de los/as trabajadores/as habilitados/as, el 63% son varones y solo el 37% son mujeres; entre los/as trabajadores/as no habilitados/as la tendencia es inversa: las mujeres son el 51% del total de los/as no habilita-dos/as, siempre teniendo en cuenta que los varones ocupados son más que las mujeres; el análisis de las categorías habilitado-inhabilitado dentro del conjunto de varones, por un lado, y de mujeres, por otro, refuerza el hecho de que fueron las mujeres quienes se vieron afectadas en mayor medida en lo que respecta a la posibilidad de trabajar fuera de sus hogares; el 59% de las mujeres se desempeñaba en sectores de actividad no habilitados al momento de inicio del ASPO, mientras que para los hombres ese porcentaje se ubicaba en el 46%
La situación se revierte para los y las trabajadores/as de los sectores habilitados, quedando el 41% de las mujeres en condiciones de trabajar fuera del hogar y el 54% de los varones en esa situación;
La brecha entre varones habilitados y mujeres habilitadas se ubica entre los diez y veinte puntos en casi todos los rangos de edad, haciéndose más profunda en el caso de las más jóvenes y de las adultas de mayor edad; las mujeres con bajos niveles educativos se encontraban en una situación de mayor imposibilidad para trabajar fuera de sus hogares en relación a los varones; un tercio de las mujeres inhabilitadas se explica por el servicio doméstico, cuya potencialidad de continuar llevándose a cabo de manera remota es prácticamente nula y cuyo nivel de informalidad es del 71%,
Cerca de un cuarto de las mujeres inhabilitadas pertenece al sector de enseñanza trabajo que, a diferencia de lo que sucede en el caso anterior, ha sido llevado a cabo en gran parte de manera remota y cuyos niveles de formalidad alcanzan a la casi totalidad de los/as trabajadores/as;
En el caso de los varones, poco más de un tercio de los ocupados inhabilitados pertenecen al sector de la construcción (con un nivel de informalidad que alcanza al 68% de los asalariados) y un cuarto a la industria manufacturera (en la cual la informalidad para los asalariados varones es del 24,5%). Ambos sectores con escasas posibilidades de realizarse de manera remota;
Dentro de las asalariadas registradas la mitad estuvo habilitada y la mitad no y dentro de las no registradas solo el 22% estuvo habilitada;
En el caso de los varones, entre los asalariados registrados el 63% estuvo habilitado y en el caso de los no registrados el 51% lo estuvo.
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